Thomas de Quincey (1785-1859), a quien Carlyle describió como «el chico más hermoso: ojos azules, cara resplandeciente, si no hubiera habido algo en él que decía: "eccovi"... ¡este chico ha estado en el infierno!», es autor de deliciosas narraciones históricas y profundas meditaciones, como La rebelión de los tártaros, Los últimos días de Kant y, sobre todo, Las confesiones de un comedor de opio inglés, recrea en Klosterheim, o La Máscara la época y la atmósfera en la que los déspotas, los castillos, las mazmorras, las batallas, componían un laberíntico entramado con marcados tintes góticos.