Comunicarse con el cuerpo es tan fácil como observar su estado y los cambios que se producen ante un determinado estímulo. Las leyes básicas del lenguaje: recibir una información y emitir una respuesta al exterior, las conocen muy bien las madres y abuelas con sus bebés observando sin palabras las respuestas ante estímulos básicos, y los requerimientos de éstos con los medios con que cuentan: las risas, los llantos o la indiferencia. Cuando aprendemos a hablar perdemos mucha de esta comunicación no verbal al darle importancia al lenguaje oral, por lo que una palabra, frase o término aprendido puede causar confusión, bien al no reflejar, o bien al tapar lo que el cuerpo está mostrando. Un libro para iniciarse a comprender el cuerpo, cómo recibe los estímulos que le proponemos y cómo muestra su respuesta ante ellos. Esta forma de comunicación es muy interesante para conocernos, para saber de las respuestas que tenemos ante estímulos que razonablemente consideramos normales mientras nuestro cuerpo los reconoce como tóxicos, como es el caso de las adiciones en la comida o los viejos caminos emocionales que creemos nuestros cuando en realidad son una repetición constante aprendida que utilizamos desde pequeños. Un libro para desarrollar esa libertad soñada por encima de la limitación de las palabras que constituyen los márgenes de lo que llamamos identidad.