A los dieciséis años alcanzó el grado máximo de maestría ajedrecística; cuatro años después, ya con la mejor puntuación del escalafón internacional, parece predestinado a conquistar el título de Campeón Mundial.
Pero no sólo por su palmarés se le considera un jugador extraordinario, también por la forma en que obtiene sus victorias, por su estilo apasionado en el tablero.
A menudo se le compara con Alekhine. Sirve ello para calibrar su talla de creador. En realidad es tan prometedor, tan fructífero, el juego que va a depararnos en el futuro que la estrella de Bakú no necesitará otras referencias que las propias para obtener un destacado lugar en la historia del ajedrez.
Este libro recoge 419 de sus partidas prácticamente casi toda su producción, incluyendo los comentarios técnicos y los datos biográficos de mayor relieve.