Todos querríamos tener una armadura que nos proteja del dolor. Pero uno levanta una pared para protegerse de lo que viene de afuera y al final descubre que se ha quedado encerrado. Kamchatka es la última palabra que Harry escucha de labios de su padre. Aquel territorio fantástico e inaccesible, poblado de osos salvajes y con picos nevados envueltos en nubes de azufre, será el refugio donde ese chico de diez años se ocultará para curar sus heridas, para resistir. Para Harry, Kamchatka será su Avalón. De la mano de un niño obligado a contemplar el lado oscuro de la realidad, Marcelo Figueras nos lleva a recorrer el capítulo más aciago de nuestro pasado reciente. Este relato, poblado de personajes tiernos, cercanos y llenos de humor, es también una aventura: la de asomarse sobre el horizonte y descubrir que ninguna historia desaparece, simplemente cambia el género. «Tiene Kamchatka rasgos de obra maestra [#]. Es un tierno, severo y conmovedor poema elegíaco que, bajo la intensidad de sus silencios de paredes adentro, esconde el seco golpe de ruido y de furia de una tragedia colectiva de proporciones inabarcables.» Ángel Fernández-Santos, El País