Argumento de Kabbala, la
Aunque en la Cábala se encuentre un sistema muy completo acerca de las cosas del orden moral y espiritual, no se la puede considerar, no obstante, ni como una filosofía, ni como una religión. No se apoya, por lo menos en apariencia, ni en la razón, ni en la inspiración, ni en el ascendiente o poderío. Tampoco es, al igual que la mayor parte de los sistemas de la edad media, el fruto de una alianza entre ambas potencias intelectuales.
Al ser esencialmente diferente de la creencia religiosa bajo cuyo imperio, y, si así puede decirse, bajo cuya protección ha nacido, la Cábala se ha introducido en los espíritus como por sorpresa, gracias a una forma y a unos procedimientos que podrían debilitar el interés de la cual es digna; forma y procedimientos que no siempre nos permitirían estar convencidos de la importancia que, por derecho, creemos atribuirle, si antes de darla a conocer en sus diversos elementos, y de abordar alguna de las cuestiones que a ella atañen, no se ha indicado con bastante precisión el lugar que ocupa entre las obras del pensamiento, el rango que debe ostentar entre las creencias religiosas, y los sistemas filosóficos, en fin, las necesidades o las leyes que puedan explicar lo extraño de sus medios de planteo y desarrollo.
Todo esto constituye también lo que hemos intentado llevar a cabo en la confección de este libro.1