La indagación en la obra y en la figura de Julio César nos devuelve al terreno de lo ?clásico? por antonomasia, en la acepción más rica de la palabra: ?clásico? por el significado que alcanza su controvertida figura en el contexto de la Roma antigua, cuyo devenir queda marcado decisivamente por su intervención, y ?clásico? también por la repercusión y trascendencia que su presencia recurrente ha supuesto para la historia de la cultura occidental hasta la actualidad, como una fuente inagotable de proyecciones en terrenos como la política, el derecho, la lengua y la literatura, el arte o la educación.