Argumento de Jules Verne
«Todo lo que es posible se hará» afirmaba Jules Verne, poniéndose inmediatamente a imaginar ese futuro: cápsula espacial, comida deshidratada, metro aéreo, sin mencionar el submarino del misterioso Nemo. Flirteando con los descubrimientos de Stephenson y Edison, Verne crea un género inaudito, aplicando la fantasía a la ciencia. ¡Qué poder de anticipación! ¡Qué asombrosa aptitud para inventar las máquinas del futuro y para sortear la técnica! ¡Y qué decir de la facilidad de este nantés, retirado en Amiens, para surcar el globo terráqueo con el pensamiento! ¿De dónde vienen esas junglas amazónicas, ese océano Ártico y las fuentes del Nilo?
Nacido en 1828 y destinado a suceder a su padre en la carrera judicial, Jules Verne conocerá, a los treinta y cinco años, la celebridad instantánea con Cinco semanas en globo. Desde Zola, que saluda al que «ha llevado a la práctica lo que la ciencia planteaba como posible sólo teóricamente», hasta
Théophile Gautier, que lo admira por «sus paradojas atrevidas, que pronto se convertirán en verdades reconocidas», es toda una época la que ha encontrado su fabulador. Sin embargo, ¿no existe una cara oculta de este universo de progreso?
A la manera de Phileas Fogg, Herbert R. Lottman dirige la investigación. Ha visitado la isla Feydeau, así como la editorial Hetzel de la rue Jacob. Ha convocado a los Dumas, padre e hijo, a los hermanos Arago, y, evidentemente, a Nadar (el célebre fotógrafo de gusto ecléctico, fundador de la Sociedad de fomento para la locomoción aérea); y cada uno de estos testigos le ha hecho sus confidencias. ¿No descubrimos, acaso, que George Sand habría sugerido a Verne la idea de Veinte mil leguas de viaje submarino? De todas formas, el último tesoro exhumado por el biógrafo-explorador son las novelas de nuestra infancia, restituidas en todo su poder de anticipación. Un viaje extraordinario al país del progreso.0