Jugando con las palabras nos da a conocer el cariño que el autor tiene a su pueblo, a su Virgen de Piedra Escrita, a su mujer, a Jesús, a los caballos, a su tierra y a sus gentes. Los juegos de palabras que verás en sus poemas han sido para él como alas de mariposas revoloteando en la mente, en las que van impresos sus sentimientos: en gran parte hacia la tierra que le vio nacer, donde dio sus primeros pasos y donde se gestaron y de donde partieron esos incipientes sentimientos. Aunque la producción se haya generado en tierras lejanas, siempre tuvo los ojos puestos en esa bendita tierra de Dios y en la fe que aflora por todos sus poros.