Esta hipótesis, actualizada recientemente gracias a la reaparición de un manuscrito que lleva por título
Evangelio de Judas, es sometida por Émile Gillabert a la prueba de los textos. Fundamentada en los Evangelios canónicos, recibe su confirmación gracias al Evangelio según Tomás descubierto en 1945 en Nag Hammadi.
En algunos importantes documentos, aunque no reconocidos por la Iglesia, el nombre de Judas aparece asociado al de Tomás, que quiere decir «mellizo», «álter ego», y a veces también al de Dídimo, que es igualmente sinónimo de «mellizo». Este doble, incluso triple nombre, siempre se utilizaba para referirse al discípulo que Jesús amaba, el iniciado.
En estas condiciones, la rehabilitación de Judas, si es aceptada, no puede ser más que total, y el beso de Judas, en lugar de ser el de un delator, pasaría a convertirse en el testimonio de la lealtad, el valor y el Amor fraterno.
ÉMILE GILLABERT es autor de siete libros centrados en el Evangelio de Tomás y el pensamiento oriental. Su obra nos permite una nueva lectura de los Evangelios. Con una coherencia jamás desmentida, nos revela las claves de la Gnosis con el fin de permitirnos acceder a un conocimiento liberador.