Pero no es por una cuestión de cantidad por lo que ha sido el «maestro» admirado y añorado por una sucesión de generaciones sino por su originalidad e independencia.
Ford fue el creador de un estilo personal único en el que junto a un realismo a veces cruel dejaba correr como él solo sabía hacer dosis de fantasía y ternura, que le permitieron conquistar públicos muy diversos y crear una galería de personajes en la que se ha inspirado toda la cinematografía mundial.