Este libro es un viaje al origen donde el periplo es externo e interno, físico y espiritual. Beatriz hace de Telémaco o de Juan Preciado en busca del Ulises o el Pedro Páramo que podría ser su padre. Desde las primeras páginas este libro nos sumerge en un mundo de signos que invita a pensar en el viaje iniciático: el descenso de una montaña, los terrenos consumidos por el fuego, el puente por cruzar, el ingreso a la caverna y la inminente aparición del jaguar negro; ninguno de ellos motivo para que Beatriz pierda la esperanza, por el contrario se constituyen como el punto de partida desde el que el lector se sumergirá en una historia entrañable.
El lenguaje, ajeno y árido, se asemeja al paisaje y nos lleva a pensar en "Vidas secas" de Graciliano Ramos, una de las obras fundamentales del país.
Zappi, en su condición de extranjera, quizás escribió una novela para acercarse a algún lugar, a sus orígenes, como lo hace Beatriz, pero también a ese otro lugar que es la literatura, es este caso la rica literatura brasileña. (Ricardo Sigala)