No obstante, a la vez debe ser más ambiciosa porque, teniendo en cuenta el panorama actual, solo las izquierdas pueden salvar a la humanidad de los efectos más destructivos y del inmenso sufrimiento humano derivados de una catástrofe social y ambiental que no parece estar lejos.
Es necesario defender la dignidad humana y la naturaleza a través de la radicalización de la democracia, de alta intensidad y necesariamente posliberal. Será un proceso histórico largo: revolucionar la democracia y democratizar la revolución.