Argumento de Italia en la Obra de Quevedo
No carecen de fundamento la imagen popular de este escritor chistoso, la romántica de un abnegado patriota, la bonachona del amigo del capitán Alatriste o la del combativo humanista de la tradición española. Pero, de la lectura de sus relatos, poemas y tratados, se extrae la inequívoca conclusión de que, en mayor medida que los escritores españoles de su tiempo, este escritor español estuvo moldeado por la cultura de la península que hoy llamamos Italia, síntesis de tantas aportaciones. Fue un escritor eminentemente romano e italiano, como demuestra la impronta que dejaron en sus libros los satíricos latinos, los poetas elegíacos del amor no correspondido, los moralistas seguidores de los Padres de la Iglesia, el recuerdo de Dante, los versos de Petrarca, el reto de Maquiavelo, las diatribas de Trajano Boccalini y las chanzas de los poetas burlescos. Apenas hay un ámbito en la extensa bibliografía quevediana que no deba ponerse en contacto con la Roma antigua y moderna. Ninguno de estos hechos permanece ignorado, pero esta monografía ensambla los datos sueltos acerca de lo que supuso este país para el escritor.1