Es una fotógrafa que adora sus imágenes; pero adora, tanto como sus imágenes, los momentos en que las toma y adora a las personas, en este caso los bailarines y las bailarinas, con las que trabaja, a fin de que participen en la formación de su mundo personal. Isabel Muñoz adora la danza, adora a los bailarines y adora la fotografía. Y porque somos demasiado crédulos, porque la fotografía significa para nosotros una forma de verdad, ella hace como si nos estuviera hablando del baile, hace como si fuera una mediadora entre nosotros y el baile.