El cuadro de la realidad española no puede limitarse a los trazos que pintan neocentralistas, por un lado, e independentistas, por otro. Es preciso que se haga oír la voz de esta doctrina política, abriéndose paso entre esas dinámicas antagónicas, con su propuesta y la rearticulación del territorio español. Un pacto político federal ha de acompañar a la reforma constitucional que aparece como necesaria. La complejidad del territorio español reclama la voluntad de hacer viable, reformando el sistema autonómico, su futuro como país federal en el que la solidaria redistribución de cargas y beneficios y el reconocimiento de las legítimas diferencias puedan verse eficaz y justamente logrados.
Con el fin de conformar esta idea en territorio español es necesario que el debate público se abra a la desmitificación de la soberanía y al replanteamiento de lo que supone la pluralidad de naciones a su realidad jurídico-política. Igualmente, además de clarificación conceptual, se requiere coraje político y acometer todo lo relativo al derecho a decidir en los procesos de legitimación del marco democrático y de derecho en el que ha de desarrollarse nuestra vida social. Hablar de todo ello es impulsar el cambio social, cooperativo y pluralista como proyecto de convivencia democrática.