Tras varios años en EE.UU., Emma Halvick regresa a París para hacerse cargo de la herencia de su padre, asesinado por un ladrón que quería robarle el reloj. Sin embargo, al indagar sobre las circunstancias de la muerte, Emma descubre que las cosas no son cómo le han contado. Así que decide ponerse en contacto con Christophe La Barthe, su ex jefe en la agencia de detectives, para que la ayude con las pesquisas.