Las clases coincidieron con los acontecimientos en torno al mayo del 68 y en ellas Adorno responde a muchas preguntas de las nuevas generaciones, ávidas de cambios y decepcionadas de los discursos demasiado abstractos. Ante este público, Adorno defiende la teoría frente a la pura pragmática, ya que sólo la teoría garantiza una posición crítica ante los hechos.
«Si me preguntan qué es realmente la sociología, yo diría que debe ser la comprensión penetrante de la sociedad (...), pero en el sentido de que esta comprensión sea crítica y sepa medir lo que socialmente "es el caso" (...) con respecto a lo que la sociedad misma aspira a ser; así se detectará la contradicción y en ella al mismo tiempo el potencial de un cambio de la constitución global de la sociedad.»
En estas lecciones, Adorno muestra con gran madurez cómo hacerse cargo del límite entre la mera descripción de lo dado y la posibilidad de orientar el rumbo de situaciones futuras sin caer en la utopía.