El Chupete de Fierro salió de Santiago con un puro objetivo: ganar la mayor
cantidad de plata posible para mandársela a su familia. Recorrió Madrid,
Frankfurt y Nápoles al servicio de una de las organizaciones que operan por
allá amparadas en el coa, el dialecto chileno que las protege del acoso
policial. El Chupete se convirtió así en lanza internacional. Atípico producto
de exportación chileno a una Europa cada vez más hostil para los inmigrantes,
legales o ilegales, honrados o no tanto.