?Mi mente se alejó de la realidad portuguesa y, sin salir de Iberia, se plantó en una idea aproximada de los días venideros en Sevilla, donde yo era un doctorando contribuyendo de forma minúscula a la investigación fundamental, consumiendo la desigualdad del mundo y acercándose poco a poco a los estándares sociales, con poca voz para persuadir y los ánimos disminuidos de aportar una visión radicalmente neutra de la peculiaridad de cada ser en este planeta. A pesar de no alcanzar esa plenitud, sentía que era feliz?. A medio camino de la conformidad, el protagonista se topa con Prudencia, una anciana que le hará revivir varias figuras femeninas de su vida y le ayudará a sobrellevar la aparición de Omnia en sus sueños.