Argumento de Inteligencia Profesional
La realidad con la que se enfrentan diariamente las personas que se dedican a las profesiones socioeducativas es compleja, incierta y cambiante. Las seguridades de los modelos tecnocráticos han dado paso a la necesidad de aceptar la incertidumbre y lo imprevisto como elementos habituales de la actividad profesional. En este contexto, sólo hay una forma de fundamentar la acción profesional socioeducativa, y esa forma es el hecho de proceder de forma «reflexiva» porque se asume que el conocimiento está en la acción y a su vez que la acción aporta conocimiento. Pero este conocimiento no puede desvincularse de la dimensión personal y emocional que emana de las relaciones interpersonales. Hay que aceptar que en las profesiones socioeducativas se genera muchísimo estrés porque, frente a las problemáticas a que se enfrentan, las capacidades cognoscitivas y estratégicas de carácter racional se quedan cortas. El profesional es ante todo la persona que es y no puede ser inmune al juego de emociones que emergen en su trabajo. Por todo ello, aparece de forma imperiosa la necesidad de asumir la formación de la inteligencia profesional desde la multiplicidad de la inteligencia y capacidades de la persona humana, así como desde una clara fundamentación ética y emocional, que permita asumir el reto actual de dirimir acciones y actuar profesionalmente.0