La espiritualidad es un rasgo esencial en nuestra personalidad. Todos los seres humanos hemos tenido alguna vez la necesidad de buscar respuestas a nuestras inquietudes y de relacionar nuestros sentimientos con ella. Los niños no son ajenos a ello.
Los valores personales que la espiritualidad aporta son un elemento positivo que potencia un mejor desarrollo de las aptitudes emocionales de los niños. Por ello, una educación basada en la inteligencia espiritual es enriquecedora y estimulante para los más pequeños de la casa.
En este libro se ofrecen unas pautas muy prácticas para aquellos padres que quieran cultivar la inteligencia espiritual en sus hijos, y se reflexiona sobre los beneficios de la espiritualidad en el bienestar psicológico de los niños. A través de conceptos como religiosidad, confesionalidad, creencias o valores, el autor nos mostrará cómo sentar las bases para que los niños interioricen estos principios.