"Era muy difícil vivir, lo sabían, ahora que dejaban de alimentar sus nervios con risas y terrores. Se había encendido allí la luz de la inteligencia, que es una luz difícil de soportar. Y, tal vez porque habían conseguido mantenerla tanto tiempo a distancia, atacaba con mayor intensidad, penetraba a través de tímpanos y párpados como los gusanos en los cuentos de ciencia-ficción, y obligaba al cerebro al dolor del entendimiento. Sabían, pues, que estaban olvidados del mundo, a pesar de las cincuenta y pico maneras en que el mundo iba diariamente a sus casas.
Sólo los niños continuaban atentos a todo lo que se revelaba en las pantallas porque la mentira no los perturbaba."