Los agentes del NKVD pronto descubrieron entre los millares de prisioneros alemanes a dos importantes cautivos, Otto Günsche y Heinz Linge, ayudantes personales del Führer que gozaron de la confianza de éste durante años y que cumplieron la orden final de quemar su cadáver tras el suicidio del dictador alemán. Desde 1946 hasta 1949, Günsche y Linge desgranaron, para el llamado Informe Hitler, los rasgos de la vida privada de Hitler que más podían llamar la atención de Stalin: su relación con las mujeres, la enfermiza dependencia de medicamentos, sus vulgares gustos musicales y cinematográficos o sus burlones comentarios acerca de Chamberlain o Franco. El Informe Hitler también relata, desde una perspectiva inédita, los acontecimientos que pautaron la historia de Alemania desde 1933 hasta el apocalipsis final de 1945: desde la salvaje represión de la disidencia interna, hasta la creación de un estado policiaco o el estallido de la guerra.
No obstante, casi la mitad de este documento excepcional , cuya publicación en Alemania suscitó un amplio debate, se consagra al épico relato de las últimas semanas en el búnker subterráneo de la cancillería y a la sobrecogedora descripción de aquella opresiva atmósfera.