Esta obra trata sobre el pensamiento de Prudencio (ca. 348-415) que al ser consciente de que el fin de sus días estaba próximo, sintió la necesidad de justificar sus ideales sobre el ascetismo cristiano. Asienta en su obra poética la conformación ideológica de una nueva identidad cultural heredera de la tradición clásica y, al mismo tiempo, impulsora de los principios de la doctrina católica. Era necesario vincular la historia romana a la historia sagrada con el fin de crear, a partir de la llegada de Cristo, un común deambular de la humanidad dentro de la historia de la Salvación, en detrimento de un derrotado judaísmo, y por tanto asimilado ya a los bárbaros que será definitivamente desheredado para continuar sufriendo el castigo divino, vagando hasta el fin de los tiempos en tierra ajena.