Unas semanas antes Mario Durán está en la cárcel. Se entrevista con el reeducador, quien le recapitula su situación: Cartaya y los sicarios de la 3ª planta le quieren pinchar. Durán ha cumplido año y medio de los cinco de su condena, pero lo van a soltar. A la salida lo espera su amigo Rubén en una Harley customizada, que ha salido con la condicional, igual que Durán, porque tienen un trabajo.
Los ha sacado Sandoval, un negro musculoso y con aire militar que trabaja para un hombre en la sombra. Rubén y Durán son informáticos que acabaron en la cárcel por piratear banda ancha para acceder a Internet. Se reúnen en una casa residencial con Sandoval, el Zurdo (su mote porque solo ve por el ojo izquierdo) y Silvia, la atractiva amante del hombre invisible que trabaja en Corporación Servitec y les da la información de esa empresa para llevarse la caja fuerte.
El golpe es un éxito. Sandoval, el Zurdo, Rubén y Durán van al Bosque de La Habana para enterrar la caja fuerte y bloquear el localizador GPS.
Es todo una trampa: matan a Rubén y a Durán lo entierran vivo.
Durán se refugiará en casa de su padre, un viejo comunista que se está muriendo y al que cuida una mulata a cambio de alojamiento. El padre le enseñó a disparar a Durán de pequeño con una Colt Python. Durán vuelve a la residencia del golpe, encuentra a Silvia asesinada y mata al Zurdo. Camuflado, se dedica a seguir a Sandoval hasta descubrir que el hombre en la sombra es Miguel Abreu, capitán de la Policía Nacional Revolucionaria. Durán se dirige a un abandonado Llega-y-Pon, asentamiento de gente sin permiso de residencia, donde se enfrenta a Sandoval y Abreu y los mata.