En los últimos años puede hablarse incluso de un resurgir de estos tributos como consecuencia de la cesión a las Comunidades autónomas, que han aprovechado sus competencias normativas para elevar los tipo y para redescubrir nuevos hechos imponibles que, en el marco de la Hacienda estatal, prácticamente habían caído en desuso.
Precisamente la artificiosidad de gran parte de las figuras tributarias que se analizan, y sobre todo de algunas interpretaciones que se están imponiendo en la práctica, hacen especialmente atractivo para el jurista el estudio de esta tributación, tanto desde el punto de vista teórico, con el fin de denunciar los excesos e incoherencias que se producen, como desde el punto de vista profesional, en defensa del legítimo interés de los particulares y los empresarios en evitar distorsiones absurdas y gravámenes abusivos en operaciones tan cotidianas como la constitución de una sociedad, la distribución por el constructor de la carga hipotecaria entre los inmuebles resultantes de una división en propiedad horizontal, la compra de una vivienda financiada con un préstamo hipotecario o la emisión de un cheque o una letra de cambio. No son pocos los éxitos que en esta línea se han conseguido en los Tribunales, tanto en recursos directos frente al Reglamento, como en la impugnación de las liquidaciones que se giran; y no debe perderse la esperanza de que en los casos en que se ha impuesto una interpretación absurda (como ocurre con los préstamos hipotecarios), la misma pueda ser corregida en el futuro, ya sea en instancias internas o comunitarias.