En palabras del pianista Agustí Fernández, este «fue un libro pionero, un libro que abrió un camino, el primer libro que habló de la improvisación como un hecho musical específico y autónomo, tratándola como lo que es: un mundo completo en sí mismo, tan rico y variado que abarca muchas y muy diferentes prácticas en su interior. Con este libro, Derek Bailey empezó a dibujar el mapa de la improvisación musical como si fuera un territorio a explorar, y este esbozo de mapa se convirtió en el punto de partida y matriz a la cual todos los libros posteriores se han tenido que referir necesariamente». Con su publicación, «son muchos los músicos que se beneficiarán de él ahora y en el futuro. Y es que tanto para los veteranos que llevan ya años dedicándose a esta música como para los más jóvenes y curiosos que, mordidos por la picadura de la improvisación, desean unas pautas de referencia claras para poder empezar a dedicarse a ello, este libro será una referencia, como lo es en todos los países donde se ha traducido».