La iconografía bizantina se basa en el establecimiento de unos cánones o prototipos fijos. Es el mejor ejemplo de una iconografía reglada, espiritual, y al servicio de la liturgia. Los iconógrafos crean una serie de imágenes en las que ningún detalle es accesorio, siempre es el resultado de una elaboración simbólica o literaria, o el reflejo de un misterio o prodigio de carácter sobrenatural. El arte bizantino elabora un catálogo de representaciones marianas de gran trascendencia en el mundo medieval y que resultan por ello de enorme interés para un mejor entendimiento del arte occidental.