En su particular cruzada se enfrenta a todo el elenco de delincuentes que pueblan una ciudad como Barcelona, pero pronto descubre que hacer de superhéroe no es tan fácil como lo pintan en los tebeos: comete errores, surgen dudas y tiene que seguir trabajando para pagar las facturas. Además, aparecen en escena entidades que quieren aprovechar sus poderes, para bien o para mal, convirtiendo su día a día en un complejo ejercicio de malabarista. Por suerte, Daniel cuenta con todo el apoyo de sus amigos y su novia.