los aeropuertos en tanto arriba o sale un vuelo.
A veces, cuando se tiene suerte, el tiempo también se puede perder por horas jugando al dominó, leyendo un libro, sentado frente a una pantalla o en una agradable sobremesa que se alarga.
Pero las horas perdidas también pueden ser encontradas e incluso llegan a encontrarse entre ellas.
Partiendo de ese puerto, Alex Castillo Barona ofrece 24 textos que navegan por cada una de las horas del día.
Desde la vivencia, la imaginación y el absurdo, aquí están esas 24 horas que andaban perdidas y que se encontraron, por azar, en las páginas de este libro.