El cielo tiene ahora un color diferente. Ya no es tan celeste como siglos atrás. El sol no brilla tanto como antes; no es que brille menos, sino que no se ve igual desde nuestro planeta. Tal vez sea lo único que no ha cambiado. Por lo demás, a día de hoy, no sabemos quiénes somos, de dónde venimos pero sí a dónde vamos: la destrucción total es el horizonte más próximo. Es hora de luchar por la supervivencia de las razas.