?Desde hace 20 años los familiares y allegados de las cerca de cien personas fallecidas e la llamada toma del Palacio de Justicio anhelan conocer la verdad de lo ocurrido entre los días 6 y 7 de noviembre de 1985, exigen justicia por las muertes, heridas y desapariciones de sus seres queridos y claman porque los responsables de tan cruentos hechos resarzan los perjuicios con ellos causados?.
Esta es la petición que hace en el prólogo Yesid Reyes, hijo de Alfonso Reyes Echandia, presidente de la corte Suprema de Justicia inmolada en el terrible holocausto, y cuya súplica de cese al fuego retumba todavía en la memoria de las gentes.
Dos décadas después del genocidio generado por la inaceptable acción del M-19 y por la respuesta igualmente desproporcionada de la fuerza pública, el presidente y si gabinete, el país desconoce aún toda la verdad sobre lo ocurrido. Tan graves como aquel espantoso suceso han sido el silencio de los responsables y la laxitud de la justicia para esclarecer los hechos y condenar a los culpables. Hasta el día de hoy, nadie ha pagado ni por una hora de cárcel por el magnicidio.