A finales del verano de 1942, Hitler ordenó a grupos de taquígrafos que tomasen nota de cada palabra que fuese pronunciada en las reuniones militares que tenían lugar dos veces al día. De más de 103.000 páginas recogidas, menos de 1.000 se salvaron de la destrucción en mayo de 1945 y en parte, constituyen el material de este libro.
Tras el giro dramático de los acontecimientos acontecido en Stalingrado y durante 1944-45, el Führer no vaciló en llevar de la mano a Alemania paso a paso hacia el abismo. Estos documentos muestran el diario toma y daca ante el mapa tal y como lo recogieron los taquígrafos, de tal modo que todos los participantes sabían que lo queuestaban diciendo estaba siendo registrado. El efecto global de estas páginas va más allá de dar credibilidad a la crónica militar: la tragedia humana cobra proporciones gigantescas cuando el resultado de cada decisión diaria solían ser miles de víctimas.