Desde entonces, su producción ha obtenido cierto reconocimiento dentro y fuera del país, como el premio "Casa de las Américas" de novela (La Habana), los premios nacionales de la "Editorial Universitaria de Buenos Aires" y la "Franja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores", entre otros, en el género de narrativa breve. En la península, ha sido distinguido por el Ayuntamiento de Peñíscola (Valencia) y por el Centro Cultural Castellano-Manchego de Zaragoza, además del premio Manuel Llano (Santander), cuyos cuentos seleccionados aquí se presentan.
Pero el origen de esta predisposición a narrar podría indagarse en aquella primera juventud cuando, en un viejo casco de estancia durante períodos vacacionales, una media docena de jovenzuelos le exigían, cada noche, el relato de un cuento, generalmente empapado de una atmósfera de horror.
Algo de aquellos días subyace aquí.
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