Y ENTONCES, ESCRIBO ... Y entonces, escribo. Para acallar el dolor que grita, o para contener la emoción desbordante. Para que las letras me ayuden a expresar mi murmullo interno, y para entender quizás, un poco, lo que puedo sentir. O disentir... Y entonces, escribo. Porque así consigo cerrarle la boca a mis miedos, poniéndoles un punto y aparte. O digo aquello que quiero pero no quiero decir, jugando a entrecomillarlo. Y te nombro, sin nombrarte. Y te digo que te quiero de las formas más extrañas, y así nadie sabe lo que digo, pero tú y yo sí lo sabemos. Y entonces, escribo. Y abro paréntesis, o dejo en el aire los puntos seguidos... Y te encuentro en mis letras, o te pierdo entre ellas. O me pierdo contigo... Y hago girar las comas a mi favor. Como las manecillas del reloj cuando le das cuerda. Y entonces, simplemente, escribo. Lloro a través de mis palabras. Y río. Y sueño. Y amo. Y vivo. Y entonces, también, escribo. Quizás..., tal vez..., únicamente y con el propósito de que me leas.