El italiano Gino Bartali ayudó a salvar de los campos de concentración a ochocientos judíos llevando su documentación oculta en el interior de su bicicleta; el futbolista Gigi Meroni murió tras ser atropellado en el centro de Turín por uno de sus mayores admiradores; un perro salvó a Inglaterra de un ridículo histórico en el Mundial que organizaban; Luis Ocaña sufrió el mayor golpe de su carrera en su desesperado intento por saldar una vieja cuenta familiar; la compra de la final de la Liga de béisbol por el mafioso Arnold Rothstein hizo caer una maldición sobre los Chicago White Sox; el etíope Bikila ganó el maratón olímpico corriendo descalzo por la ciudad de la procedían quienes años antes habían conquistado su país; Eusebio fue escondido por el Benfica en el Algarve con un nombre falso para asegurarse su fichaje; el Liverpool nació gracias al ánimo especulador de un vendedor de cerveza; la Stasi eliminó a uno de los mejores jugadores de la República Democrática de Alemania para castigar su deserción; Eugene Christophe perdió el Tour tratando de arreglar su bicicleta en una fragua porque el reglamento le impedía recibir ayuda; la carrera del portero Gordon West quedó marcada por la broma que en Anfield le hicieron los aficionados del Liverpool; Charlie Sifford y Jackie Robinson lograron algo impensable, que dejasen a dos negros jugar a deportes de blancos como el golf o el béisbol.
El deporte se ha convertido en una fuente inagotable de historias legendarias y en un patrón moral por el comportamiento que muchos de sus protagonistas han tenido. Este libro supone un repaso a muchos de estos episodios y personajes inolvidables, la mayoría de los cuales dignifican al deporte y constituyen un gigantesco ejemplo de compromiso con la vida.