Los relatos aquí recogidos, nos muestran dos escuelas distintas: Una rural, pobre, con niños y niñas que dicen «Padre» o «Madre», y están llenos de hambre; y otra urbana, colegio de ciudad, con niños que dicen «papá» o «mamá», incluso con institutriz propia. Dos escuelas a la vez, vistas desde distinto rincón: La pizarra y el pupitre.