Los primeros navegantes españoles arribados a estas tierras, llenos de
esperanzas, denominaron a su boca de entrada Río de la Plata. Lejos de
estas expectativas halagüeñas, los siglos siguientes mostrarían un lento
desarrollo. Pero hacia fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, la
economía del Atlántico austral comienza un modesto pero sostenido
crecimiento, que se aceleraría en las décadas siguientes.
A casi cuatrocientos años de la llegada de los primeros conquistadores,
y cien años después de la independencia, cientos de miles de europeos
arribaban al puerto de Buenos Aires, atraídos por una economía en plena
expansión. Entonces, finalmente, el futuro sí parecía promisorio. En los
veinte años siguientes, sin embargo, comienzan a hacerse evidentes las
dificultades para consolidar una economía próspera.
Este libro abarca cuatro grandes etapas: la colonia, la dificultosa
formación de la Nación, la gran expansión finisecular, y la
estabilización de la economía que se