En los primeros años del siglo en que nos hallamos, el vulgo no conocía en el Norte más héroe que Carlos XII. Su valor personal, más propio de un soldado que de un rey, y el esplendor de sus victorias -e incluso de sus derrotas- impresionaban a todos, cuyos ojos se fijan con facilidad en estos grandes acontecimientos, y no ven las labores largas y útiles. Voltaire.