El cuidado como actividad indispensable para la perpetuación de la especie es una realidad tan antigua como el ser humano, una actividad que deviene de lo deletéreo de su dimensión corporal. Estamos, pues, ante una de esas materias que trasciende lo contingente, lo incidental, para instalarse en el núcleo mismo de la propia existencia, de una dimensión que ha seguido su propio recorrido histórico a lo largo de los siglos. En este sentido, lo primero que hay que hacer notar es que no se trata de una trayectoria homogénea, uniforme, sino de una actividad que ha sido abordada desde diferentes ámbitos por diversos perfiles de cuidadores. Por ello no se puede hablar de historia de la enfermería como sinónimo de historia del cuidado, ya que esta segunda acepción es más amplia que la primera, al albergar no sólo a las enfermeras/os sino también a otros colectivos como los practicantes y las matronas. Teniendo en cuenta esta matización se ha organizado el texto en base a tres líneas directrices: la compresión de la historia del cuidado desde el prisma de la historia general, el desarrollo específico de cada una de estas figuras del cuidado y la consideración especial de sus recorridos en el contexto español.