Argumento de Historia de la Minería en Córdoba
Hacia finales del III milenio a de C., los pobladores de Cerro Muriano ya fabricaban objetos metálicos con cobre de sus filones. Aquellos pequeños grupos humanos del Vaso Campaniforme que se enterraban en solitario y que practicaban la agricultura y la ganadería, ya conocían una metalurgia primitiva con la que comerciaban a pequeña escala. Los estudios metalográficos llevados a cabo en dos piezas metálicas del Bronce Final halladas en esta reserva minera parecen indicar la presencia tartésica en Cerro Muriano, la civilización que poseía reyes y escritura y que ya citara el griego Homero en la Ilíada y la Odisea. Cuando siglos después Plinio, en su Historia Natural, citó las excelencias del cobre de Cerro Muriano, conocido en aquellos días como aes Marianum, dijo que era el preferido de la época y llegó a equipararlo con los más afamados cobres romanos. Pero los autores clásicos no sólo citaron el metal de este yacimiento minero sino también a su posesor, Sexto Mario, un hombre próspero y controvertido que llegó a sentarse a la mesa de Tiberio. Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en el cerro de la Coja, las exploraciones sobre el terreno y los análisis practicados en metales romanos de la zona, han atestiguado los viejos textos latinos, así como las investigaciones de eruditos e instruidos que comenzaran en el último tercio del siglo XIX, cuando las compañías británicas decidieron volver a explotar los yacimientos de cobre de Cerro Muriano, dada la creciente demanda de este metal en la nueva Europa de la industrialización. Es entonces cuando se vuelven a aprovechar de forma ordenada y sistemática sus filones, aunque esta explotación no fue en balde y las compañías británicas capitaneadas por hombres que ocuparon en la ciudad de Córdoba los cargos de vicecónsul supieron utilizar su peso e influencia sacando partida de las inconsistentes leyes mineras españolas y haciéndose de los yacimientos en condiciones sumamente benignas para sus intereses. Los ingleses emplearon nuevos métodos y técnicas metalúrgicas en Cerro Muriano e incluso se llegó a fundir en sus hornos metal de Huelva y de otras zonas, pero de nuevo el agua, del mismo modo que en época romana, truncará las expectativas de la explotación y un 7 de julio de 1919 terminará una larga historia que comenzara con aquellos pequeños grupos humanos que ya fabricaron y comerciaron con objetos de cobre.0