Ahora que Europa se ve obligada por el peso de la realidad a reflexionar sobre su propia naturaleza, se hace más necesaria que nunca esta obra que, desde su proyecto, no quiso perderse en la multitud de acontecimientos, sino capturar la esencia de esa Europa sobre la que nos seguimos interrogando, mediante una lúcida interrelación de los sucesos políticos, económicos e institucionales y el pensamiento y el arte predominantes. Ética, estética y literatura condicionan, a la par que plasman, los episodios más representativos del periodo histórico y sirven como prueba cabal del historicismo absoluto, nombre que recibe la filosofía de Croce.