Historia de dos ciudades (1859), una de las pocas novelas históricas de Charles Dickens, se inicia con la fantasmagórica "resureción" del doctor Manette, tras años de injusto confinamiento en la prisión de la Bastilla. Trastornado, irreconocible, su hija Lucie y un antiguo amigo lo llevan a Londres, donde poco a poco va recuperando el juicio y la salud. Pero Charles Darnay, el joven fancés expatriado que pretende a Lucie y que acabará casándose con ella, le devolverá a los antiguos horrores en un azaroso regreso a París que pondrá en peligro su vida y la de su familia. El Londres pacífico pero grotesco del rey Jorge III y el París clamoroso y ensangrentado de la Revolución francesa son las dos ciudades sobre cuyo fondo se esribe esta inolvidable historia, donde el acento patético es genuino y la intriga en todo punto apasionante. Violentas escenas de masas, estallido de hambre y venganza, turbios procesos, espías y conspiradores, héroes fracasados y héroes a su pesar; dobles identidades, culpas y expiaciones se mezclan en una trama, artística y perfecta, llena de sorpresas y magistralmente elaborada por un Dickens en uno de sus mejores momentos creativos. Una buena ocasión para descubrir por qué Mark Twain decía leer esta novela una vez cada dos años... por lo menos.