Argumento de Hilda
Hilda puede leerse como una narración, como obra de teatro o como una antigua fábula en la que la transparencia del texto oculta y, al mismo tiempo, da forma a temores profundos y universales. La intensidad de la escritura de Marie NDiaye logra materializar a Hilda, un personaje sin voz que, a lo largo del texto, va transformándose en el sueño de su señora. Porque hoy la dialéctica del amo y el esclavo no da lugar a la menor rebelión: la señora seguirá necesitando desesperadamente otra Hilda y la criada seguirá sometida a su voluntad.La señora Lamarchand necesita una criada y ha oido hablar de Hilda, de su buena disposición para el trabajo, de su educación y su belleza. No toleraría una criada indolente, pero sobre todo que fuera demasiado delgada o simplemente gordita. ¿Cómo va a ocuparse de su casa y de sus hijos si no controla su propio cuerpo? La señora Lemarchand considera que Hilda tendrá la suerte de servir en una casa de gentes de izquierda. Por eso quiere algo más que una criada, quiere educar a Hilda, enseñarla a vestirse y a comportarse en sociedad, quiere que sea su amiga. Sin que, por supuesto, deje de aumentar cada vez más rigurosamente sus obligaciones.0