A grandes rasgos, Herencia de otro mundo relata la oscura historia de un veterano sicario irlandés que ha trabajado durante tres décadas para la mafia italiana en el estado de Nueva York, y que ha eludido a las autoridades durante todo ese tiempo convirtiéndose en una leyenda. Sin embargo, cuando es ya tiempo de retirarse, toma una decisión que afectará de forma más que significativa la vida de personas que ignoran su existencia, así como la de «Elementos» de la más importante agencia de seguridad de investigación criminal de Estados Unidos, manejados por un «poder supremo» siempre oculto tras bastidores y que, más allá de la novela, nada tiene de ficticio. No voy a ocultar que esta es una pormenorizada crónica de crímenes violentos desplegada en las ciudades de Nueva York, Queens, y Harlem, entre otras, y que atraviesa no pocas fronteras interestatales. En la novela abundan los diálogos, la descripción de lugares y «especiales» situaciones para cada uno de ellos, como así también las condiciones patológicas que describen al protagonista, además de su por demás excepcional aspecto físico.