Como señala en el prólogo Sandra Chaparro Martínez: «En una época de fragmentación y liquidez de los saberes, tal vez debamos seguir el ejemplo de Domínguez Ortiz e incorporar nuevas perspectivas sin dejar de lado metodologías más antiguas que puedan sernos de utilidad».
Una recomendación especialmente pertinente para la historia social y económica, un historia de la que difícilmente podremos prescindir en una época de exclusión social, pérdida de identidad y dependencia de lo que parecen fuerzas económicas incontrolables.