En razón de su vocación, los establecimientos sanitarios y de servicios sociales se toman muy en serio la salud de los usuarios, pero también la de su personal, que, gracias a su dedicación, garantiza una calidad óptima de cuidados y servicios. Con la finalidad de ofrecer a sus empleados un ambiente laboral que ayude a alcanzar dicha calidad, los establecimientos sanitarios y de servicios sociales ponen todo su interés en la adopción de programas de promoción de puestos de trabajo saludables, cuyas repercusiones positivas están debidamente demostradas en el plano científico (mejoras en la calidad de los cuidados, mejoras en la captación y retención del personal, disminución del absentismo, aumento de la productividad, beneficios económicos?). Sin embargo, para que el personal pueda adoptar dichos programas y sus resultados sean tangibles, es preciso que se den una serie de condiciones. Efectivamente, la promoción de un puesto de trabajo saludable no se limita a las actividades centradas únicamente en el individuo. Del mismo modo, debe incidir sobre las condiciones laborales vinculadas a la salud y al bienestar de los empleados.