Los autores explican además que un Liderazgo del siglo XXI debe incorporar expresamente en su definición a las competencias emocionales, y proponen una novedosa forma de hacer más eficiente su implantación, aportando y desarrollando el concepto de clústeres de competencias.
Estos planteamientos teórico-prácticos cobran especial relevancia en el contexto actual: sus autores son españoles e incorporan un estudio realizado a empresas del Ibex-35 en donde se dan pistas sobre las competencias emocionales más necesarias para salir de la crisis.
Cualquier crisis puede superarse en menos tiempo y con menor coste si los que tienen la responsabilidad de gestionar empresas o áreas de negocio de las mismas, son capaces de transformarse en mejores líderes, desarrollando de forma eficaz tanto las competencias técnicas como las emocionales, dentro de un contexto de valores éticos centrados en al dignidad de la persona.