Este libro se ha convertido en una lectura obligatoria en ámbitos académicos desde su publicación por primera vez en el año 2009.
Se trata de uno de los más completos estudios y análisis sobre la relación que tienen la dimensión territorial, las dinámicas del poder y la violencia en el conflicto colombiano. Los intentos fallidos del Gobierno nacional durante décadas de administrar el vasto territorio colombiano, las repetidas injusticias cometidas con sus habitantes y la pérdida del monopolio de las armas por parte del Estado, tuvieron como consecuencia que desde los años sesenta del siglo XX, se presentara en nuestro país una sistemática concentración de la propiedad de la tierra en manos de unos pocos hacendados, muchas veces en alianza con grupos armados (tanto guerrillas como paramilitares) o narcotraficantes, que tuvo como consecuencia la expulsión de campesinos, su eliminación física o su desplazamiento hacia centros urbanos. El colombiano ha sido de los casos más grandes y largos de despojo de tierras en el mundo, origen de uno de las confrontaciones sociales y armadas más largas del planeta. No obstante, en los últimos años se han firmado leyes orientadas a la restitución de tierras, es decir, para devolver a sus propietarios originales o entregar a quienes fueron desplazados por causas violentas sus parcelas y reconocer sus derechos, iniciando un proceso trascendental para terminar con décadas de enfrentamientos armados entre el Estado y grupos insurgentes. Dichas leyes se han puesto en marcha en el marco, además, de las conversaciones con las FARC en La Habana, Cuba, principal grupo guerrillero del país cuyo origen radicó en las disputas con el Estado por las tierras en los años sesenta, con quienes se han comenzado a firmar los primeros acuerdos para un cese bilateral del fuego y el comienzo de su desmonte como organización armada.