Presionada por su hijo , deslenguada y vital amante de los chistes de todos los colores (en especial de los negros negrísimos y los verdes), de la comida y del sexo , Gloria recuerda desde las ruinas de su presente los tiempos de guerra: el miedo , los bombardeos , el racionamiento , los apagones y las penurias , pero también el descubrimiento del amor y el sexo . Relaciones fugaces e intensas , abrumadas por el sentimiento de culpa y por la cercanía nada metafórica de la muerte , con pulcros soldados estadounidenses ; unas relaciones que Gloria vive en una especie de carpe diem desquiciado . Pero por fugaces que fueran tuvieron consecuencias atroces en su vida.